Resúmen del cuento : narra
las vicisitudes de un gringo empobrecido que terminó viviendo en una tribu del
Amazonas. El cuento narrado con sarcasmo e ironía, cuenta que una tarde, el
gringo Mr Taylor, hambriento, se internó en la selva en busca de plantas
comestibles, cuando percibió que dos ojillos lo perseguían, más que pronto tuvo
al aborigen frente a él, ofreciéndole con un pésimo inglés una pequeña cabeza
que terminó por regalársela.
Dicha cabeza, Mr. Taylor se la obsequió a un tío que pronto le pedía más y más cabezas. El sobrino se las enviaba a los Estados Unidos, hasta que percibió que el tío en cuestión estaba haciendo negocio con las cabezas. Entonces, formaron una empresa.
Verdaderamente las cabezas causaron furor en la moda de estados Unidos. Todos querían una, Mister Taylor no se daba abasto, al grado que escasearon las cabezas reducidas. Se reformaron las leyes, se hizo guerra con las tribus vecinas para poder tener materia prima.
Dicha cabeza, Mr. Taylor se la obsequió a un tío que pronto le pedía más y más cabezas. El sobrino se las enviaba a los Estados Unidos, hasta que percibió que el tío en cuestión estaba haciendo negocio con las cabezas. Entonces, formaron una empresa.
Verdaderamente las cabezas causaron furor en la moda de estados Unidos. Todos querían una, Mister Taylor no se daba abasto, al grado que escasearon las cabezas reducidas. Se reformaron las leyes, se hizo guerra con las tribus vecinas para poder tener materia prima.
Actividad de escritura :
Antes
de leer el verdadero final de la historia de
"Mr. Taylor", imaginar y escribir lo que sucedió
"Mr. Taylor", imaginar y escribir lo que sucedió
RAPHAELLE
A pesar de todas las leyes para ayudar a la gente a
morir, la frecuencia de muertes no era bastante grande para satisfacer la
demanda de cabezas reducidas del mundo entero.
Mr. Taylor había sido designado consejero particular
del Presidente Constitucional y más especialmente era designado para ocuparse
de todo lo que estaba relacionado con las cabezas reducidas. Por lo tanto, Mr.
Taylor tenía que encontrar una solución para remediar la escasez de cabezas.
Mr. Taylor no podía
dormir con ese problema y entonces decidió tomar un consejero particular: un hombre
pequeño, un chino. Este hombre tuvo una idea:
fabricar falsas cabezas. A Mr Taylor y al Presidente Constitucional les
pareció una idea fabulosa.
La semana siguiente,
diez fábricas de cabezas reducidas fueron creadas. El negocio de cabezas
marchaba muy bien.
Sin embargo, un día,
los estadounidenses se dieron cuenta de que las cabezas eran falsas. Eso trajo
como consecuencia una guerra entre los Estados Unidos y el Amazonas. Como todo
era por culpa de Mr Taylor, fue condenado a ser ejecutado en frente del paredón
de fusilamiento. Así terminó la historia de Mr. Taylor y las cabezas
reducidas.
SAAD
Cuando las cabezas reducidas se
convirtieron en un producto necesario, y la demanda explotó, la oferta no
siguió, y las defunciones no fueron suficientes. Así, para resolver éste
problema, le dieron el poder a Mr Taylor, para elegir a las personas que tenían
las cabezas mas guapas y que pudieran venderse a precio de oro.
Para
convencer a los elegidos, se les ofrecía dádivas a sus dioses y un mensaje
personal del jefe religioso para los dioses para que el difunto tuviera mejor
vida en el otro mundo. Esta técnica funcionó los primeros meses, pero los
valientes guerreros que la aceptaron se acabaron, y los que quedaban tenían
miedo de Mr Taylor, y descuidaron la belleza de sus cabezas, para no ser
elegidos. En la tribu se instalaba un clima de miedo.
Un día, un grupo de cinco guerreros
jóvenes que se llamaban “los feos” y que nunca fueron elegidos para tener sus
cabezas reducidas, por causa de “fracaso estético”, decidieron darle una
lección a Mr Taylor.
Cuando se acostó, lo secuestraron, y lo ahorcaron en
la puerta del palacio legislativo. Antes de reducir su cabeza, le arrebataron
su lengua, que enviaron a Mr Rolston con el mensaje siguiente:
“Fui el
cazador de cabezas, y fui el ultimo gringo que le faltó el respeto a una tribu
de la selva amazónica”
PIERRE-LOÏK
El negocio de las cabezas siguió teniendo tremendo éxito. La mínima infracción causaba la pena de muerte
inmediatamente e irrevocable. La
población iba disminuyendo.
Los
pocos que quedaban se volvieron ricos
pero vivían presionados por el temer de morir. Una atmosfera de delación se
estableció: cada miembro de la tribu por avaricia precipitaba la muerte
de los demás denunciando cualquier
fechoría.
Últimamente sólo quedó un anciano riquísimo
pero agonizante. Mr. Taylor visitó al moribundo y cuando finalmente se murió,
el gringo rico y cazador de cabezas dijo: “Es así que se acaba la tribu más valiente
del Amazonas, como guerreros, según el apropiado ritual, en guerra contra su
propia avaricia“. Después de este discurso fúnebre, recuperó la última cabeza
para reducirla. En efecto como había leído en la conclusión de las Obras Completas de William G. Knight
“ser millonario no deshonra si ya no hay pobres”
PAUL
El negocio de las cabezas reducidas seguía
desarrollándose y entonces para satisfacer la demanda, Mr Taylor invirtió en
maquinaria industrial. Los humanos vivos entraban por un lado y las cabezas
reducidas salían por otro lado. « Era revolucionario » pensó Mr
Taylor.
Pero un día ya no había más humanos para tratar.
Entonces Mr Taylor, pragmático, puso todo el personal de la planta en la
máquina. Pero al día siguiente ¡ tampoco había ningún humano para tratar !
Entonces Mr. Taylor decidió que él había hecho suficiente para el desarrollo de
la economía de la tribu y se fue a una tribu indígena de Camboya porque había
oído que esa tribu necesitaba ayuda para desarrollarse.
LUC
No es un misterio que para cada nuevo producto, a
partir de un preciso momento, la gente se desinteresa. Así, cuando todos los habitantes de Boston y
de los estados cercanos tuvieron su cabeza poniéndolas confortablemente en sus chimeneas, los pedidos de Mr Rolston
comenzaron a disminuir. Le dijo a Mr Taylor que la moda había cambiado y que la
gente estaba buscando cabezas de mejor calidad. Perplejo, Mr Taylor pensó en
todas las tribus que había matado porque sus cabezas eran muy originales
Decidió organizar una competición de Miss y Mister Amazonas. Los vencederos
fueron agradecidos y enviados a Mr Rolston. Pero todos estos acontecimientos
habían cansado a Mr Taylor. Sus cabellos comenzaron a caerse y rápidamente se
volvió calvo. Así toda la gente pudo admirar el magnifico cráneo de nuestro
aventurero. Era un cráneo con una forma muy particular y sin duda muy sólido y
agradable de mirar…
Cuando Mr Rolston recibió la cabeza de su colega con
una nota del Presidente Constitucional diciendo “gracias por el buen comercio”,
pensó inmediatamente en la manera de venderlo. En efecto, la cabeza de un
gringo era muy rara. Por lo que se refiere a los Amazonas, ya no hay noticias
sino que encontraron en los objetos personales de Mr Taylor el último tomo de
las Obras Completas de William G. Knight y rieron mucho porque no sirve de nada ser millonario sin cabeza.
FATMA
Con el mercado de las cabezas, la gente se volvió loca,
se peleaban por encontrar la cabeza más valiosa, haciendo que toda la población
viviera con miedo.
Nadie quería tener un cargo importante porque su cabeza
sería altamente deseada, la ciudad entró en pánico absoluto y nadie quiso
hacerse cargo de ella.
Imane
… Debido
a la exportación de cabezas humanas, la población se redujo. Además, el número
de cabezas disminuyó severamente. Es por eso que decidieron hacer la guerra con otras tribus para obtener
muchas cabezas. Pero la población no estuvo de acuerdo porque eran sus amigos.
La
crisis siguió. Mr Taylor se convirtió en un hombre malo. Un día, en la empresa,
insultó a un empleado indígena. Los otros empleados no aceptaron, lo mataron y
mantuvieron el secreto de su muerte. Nadie supo qué le pasó a Mr Taylor.
Después,
todo el mundo creyó que como Mr. Taylor no pudo suportar la presión y la
quiebra de su empresa, se desapareció. El tío furioso por su sobrino, cerró la
empresa y regresó a su país.
VINCENT
El mercado de las cabezas reducidas se expandió tanto que la pena de muerte fue decretada para todos los delitos. La gente tenía miedo de salir de su casa. Mr Taylor se había vuelto riquísimo, tenía tanto dinero que no sabía que hacer con él.
Un
día, tomó su nuevo coche, un coche muy bonito que haría soñar a los transeúntes,
pero nadie salía, y nadie podía admirar su coche. Las calles de la ciudad estaban
desiertas. Se echó a rodar muy rápidamente, demasiado rápido. Y justo adelantó un coche de la policía, que eran los únicos en la ciudad; lo detuvieron. Y así, como para todo el mundo, le decretaron la pena de muerte. Su cabeza fue
vendida a precio de oro, y fue la cabeza más célebre del país.
AELA
Las cabezas siguieron cayendo con tanta rapidez como la
corriente del río Amazona. Hasta que un día, la mujer
del ministro de economía, que había dado a luz una niña ,
tuvo una idea.
Su hija era tan guapa que
no quería que cambiara nunca. Por
eso, decidió que para que se quedara como era para siempre, lo mejor
era cortarle su cabecita.
El ministro, de regreso del trabajo, fue a ver
su niña en su habitación. Cuál fue su sorpresa cuando vio
en la cuna, no la cara rosa de su hija sino una pequeña forma redonda arrugada
y marrón. Maravillado por esa sorpresa, felicitó a su esposa. Este hecho
le inspiró: la economía del país estaba próspera gracias a las cabezas
reducidas, las cosas podían quedar así, ¡sería perfecto! Tenían que
paralizar el gobierno, no solo la economía del país continuaría creciendo,
también ellos, los ministros geniales, serían inmortales, los que salvaron el
país y que el pueblo agradecería para siempre.
Rápidamente, esa idea fue aplaudida por el gobierno el cual
pasó una ley diciendo que todos los que formaban parte del gobierno tenían que
reducir su cabeza al cabo de una semana. El fin de semana, se pudo ver unas
cien cabezas sonrientes de hombres políticos en la capital.
Durante unas semanas, el pueblo siguió
respetando las leyes que regían su vida desde hacía tiempo. Las cabezas
siguieron cayendo pero poco a poco se dieron cuenta de que ninguna fuerza les
obligaba a cortarse la cabeza en caso de delito menor. Con ninguna fuerza para
garantizar el orden, empezaron los robos de cabecitas. Primero desaparecieron
las de los hombres políticos que tenían un gran valor. Luego, los hombres
famosos fueron asesinados porque se podían vender sus cabezas
caras. El caos se estableció en el país, cada uno se escondía dónde
podía, las ciudades fueron abandonadas por la seguridad de las selvas. ¿Y el
señor Taylor? Volvió a su domicilio precedente, donde se escondió, y de vez en
cuando, se podía ver una sombra famélica, temblando de miedo, cruzando el
pueblo.
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